
Y sigo creyendo en todos aquellos ideales que surgieron en mi al mirar las plantas envejecer y marchitarse.
Aún quiero marcar mi piel y mi alma con ese sello permanente que prevalecera por años y años hasta que mi sangre se derrame, hasta drenar cada gota de mis venas.
Y apesar de eso, sé que seguirá en le mismo lugar de siempre.
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