miércoles, 16 de julio de 2014

Reflexiones después de dormir más de lo debido.

Por culpa de mis decisiones incorrectas y una falla en el refrigerador, mi estómago se vio obligado a devolver todo lo que en él había depositado para saciar mi hambre matutina, qué asquerosa puedo parecer al escribir este tipo de cosas pero no me importa, sufrí mucho y quiero que lo sepan.
Este estado de dolor físico y desgaste mental me obligó a permanecer en cama durante todo el día, no es que no lo disfrute, pero de acuerdo a la organización de mi tiempo libre de lo que sería la tarde de ayer, dormir se encontraba limitado a una división de un tercio de mi tiempo, sólo para recuperar el desvelo de la noche anterior más la desmañanada de ese día de trabajo. 
Así pues, con aproximadamente 20 horas en cama, 3 gajos de toronja, 500 mg de butilhioscina y 1 lt de agua en el estómago, les voy a contar rápidamente algo que me sucedió hace días y que me tuvo reflexionando ahorita que ya no tengo sueño...

Realice un vuelo a Cuba la semana pasada; como es normal, entre el promedio de cientos de pasajeros que cuido a diario, más la interacción con personal de tierra que se encuentra en la estación del destino, es bastante común crear lazos de conversación con dichas personas..,
Resulta que una chica cubana que trabaja en la estación de la Habana se acercó a preguntarme qué tan seguido hacia yo ese vuelo, le contesté que no sabía, que como a los demás tripulantes nos era asignado un rol mensual con vuelos al azar, que bien me podía tocar regresar el siguiente mes como podía ser que no. 
Ella sólo contestó "ahhh" y agachó la mirada. Le pregunté por qué. 
Me dijo que pensaba que iría más seguido y que le gustaría que la próxima vez que fuera le llevará un rímel como el que yo traía puesto, que le había gustado mucho y que me pagaría por él. 
Como yo ya sabía que el gobierno comunista no les permite a los cubanos comprar muchas de las cosas que venden en su país, decidí sacar el maquillaje de mi bolsa y se lo regalé; quiso darme dólares a cambio pero le dije que no había pedo (en otras palabras) y que estaba bien así.
Al verla llorar de la emoción, no pude creer como algo tan insignificante para mi podía ser tan importante para ella, y como haber hecho tan feliz a una persona me había hecho también a mi serlo. 
Creo que por eso me gusta tanto mi trabajo, porque parte de la felicidad que me produce es alimentada por la de los demás. O eso creo...

Y bueno, les conté esto para que dejen de quejarse, la verdad no estamos tan jodidos como en otros países, dense cuenta de la importancia de valorar lo que tienen ahorita, que es mucho más de lo que tienen los demás.

Les iba a contar también la historia de Tábata, la colombiana de Medellín que no dejaron entrar a México y que migración la regresó en un vuelo que hice a Bogotá, pero ya será en otra ocasión porque en unas horas me tengo que "levantar" a trabajar.

Bendita sea mi capacidad para dormir a la hora que yo quiera.
Buena noches.

1 comentario:

Physick Noise dijo...

Así es, totalmente de acuerdo contigo, deberíamos realmente valorar que vivimos en un país donde prácticamente se nos ha dado TODO, hasta la facultad de quejarnos por cualquier pendejada que consideramos un atropello o falta a nuestras "libertades"... bien dice mi papá: "Te quejas de la oligarquía capitalista y de la falta de libertad?...ve a Korea del norte y sigue llorando"

me gustó camaroncita!